25 de marzo de 2011

Make it out alive


Pasa gente. Mucha gente. El metro está lleno a niveles inhumanos. Son las 7 y media de la tarde y todos quieren volver a su casa. Las manos se les sueltan mientras Zac busca su teléfono y ella se apresura en comprar los dos boletos en una estación con el aire húmedo y caliente que tiene olor a encierro.
Él se esconde en una salida de la estación con poca gente, ella lo mira desde la fila y le sonríe.

Puede que no salgamos vivos de esto, pero no me importa, porque estás aquí a mi lado.

Afuera de la estación llueve y las calles parecen ríos que avanzan junto con los autos. Bajo tierra él le toma la mano y bajan las escaleras hasta el andén. Ella sólo quiere llegar a casa y meterse a la cama. Él sólo la sigue.

Me sorprendes en formas que nunca imaginé, así que por favor no me hagas daño, aun hay mucho camino por recorrer.

Ella se afirma del brazo de Zac para no caer y él acerca su nariz a la de ella. Ambas están frías.
- ¿Qué vas a querer comer?
- Lo que tú quieras, me da lo mismo
- Iba a hacer lechuga con atún
- ¿Segura que no tienes ganas de una hamburguesa con queso, lechuga, tomate, mostaza y una lata de cerveza?- Zac sonríe. Ella levanta una ceja.
- Por eso preguntaba que querías comer…

Los recuerdos que tenemos podrán ser pocos, pero de verdad me hacen feliz. Acá estamos juntos, simplemente esperando lo mejor.

Zac sostiene el paraguas afuera de la reja mientras ella busca las llaves del edificio. En la bolsa de supermercado van unas hamburguesas, pan y bebidas. Se sonríen, como si se estuvieran contando un chiste sin hablar. Él le ordena el pelo con gotitas de lluvia y ella le besa la nariz antes de volver a caminar con rumbo al ascensor.

No podemos ser lo que no somos, pero ya es demasiado tarde para salir de esto o ponernos a llorar por las dudas. Simplemente estamos aguantando lo que nos pasa y esperando lo peor.

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