18 de agosto de 2010

Direccion Los Dominicos

Me cuelo como puedo en el vagón del metro en estación moneda. Atrasada otra vez. Al lado mío, una señora con uniforme de cajera va comiendo maní y botando las cáscaras en una bolsita de papel café. Un colegial pasado a marihuana intenta afirmarse del pasa manos central, aunque no sé para que, la masa humana nos mantiene a todos en pie. Más allá un tipo de camisa, maletín y corbata cambia canciones en su celular.

Todos los días somos más y todos los días cabemos menos En la siguiente estación intentan subirse ocho personas más.

5 de agosto de 2010

Lo que tengo que vivir sin ti



Poco tiempo después de tu muerte me di cuenta de todas las cosas que pasarían en mi vida sin tenerte a mi lado. Fue viendo Amercian Pie 3 que noté que jamás podría compartir contigo los preparativos de mi boda. De hecho, jamás podría decirte que estaba enamorada, que había encontrado al hombre de mi vida, que me habían pedido matrimonio. Nunca podría ir a buscar vestidos contigo, ni me ayudarías con los preparativos. No me ayudarías a calmarme ni me dirías que hacer. No me dirías que opinas de mi novio ni mucho menos escucharía de tu boca que soy la más hermosa novia que jamás se haya visto.

El darme cuenta de eso me hizo llorar hasta dormir. Pero lo que vino después no fue mejor.

No pasó mucho sin que me diera cuenta que de tu boca no escucharía las palabras que siempre quise hoy. Que estas orgullosa de mi. Eso se hizo obvio cuando defendí mi tesis y de todas las personas tu no estabas entre la multitud felicitándome. No recibí tu abrazo a la salida de esa sala, ni escuché tus palabras el día de mi celebración.

Luego de unos meses me di cuenta que te necesitaba mucho, que me hacía falta tu consuelo cuando me rompieron el corazón. Aun cuando en lo más profundo de mi subconsciente sabía que me dirías que no llorara y que de seguro estaría mejor sin ese infeliz, necesitaba escuchar esas palabras de tu boca, y que me hicieras algo rico para comer para pasar la pena. Era tu consejo el que me faltaba en esa horrible etapa de mi vida cuando los errores eran el pan de cada día en mi confuso actuar. ¿Cómo salir de eso sin ti? ¿Cómo encontrar el camino de nuevo si tu no me guiabas?

A lo mejor por eso me tomó más tiempo del normal salir de esa. No sé como lo hice, pero si sé a quien agradecerle. Deberías conocerlo mamá, te gustaría, de eso estoy segura.

Hacen falta tus llamados a mi nuevo departamento. También que me envíes cosa ricas para comer como lo hacías cuando estaba en la universidad. Mi casa esta tan vacía y me doy cuenta de que lo que le hace falta es que toqué maternal. Si yo sé lo que puedes estar pesando si escuchas esto, que no puedo vivir mi vida pensando que te extraño, pero ya que no estás acá para detenerme creo que tendrás que aceptarlo. Además, deberías estar feliz, tu única hija no te olvida, vives dentro de ella todos los días, hoy más que nunca. Ahora comienzo a sentirte cerca, auque sea un poquito, a pesar de que hayan pasado los años.

De todos modos sigue entristeciéndome el hecho de que jamás conocerás a tus nietos, que no contaré contigo para que los cuides… o me enseñes a cuidarlos de hecho. No sé si sea sano pensar en todas las cosa que ya no tengo junto a ti, o en todas las que no podré nunca compartir contigo, porque mientras más vueltas le doy al asunto, más pena me da. Así que si en algún arranque de ahogo de donde estés, ten por seguro que puedes aparecerte por acá. Sólo intenta que no sea de noche porque puedo asustarme con facilidad. Nada de hacer ruidos, ni andar con sábanas ni esas cosas, sólo ven tú, como la última vez en sueños. Para poder abrazarte otra vez. Para escuchar que me quieres mucho y que soy tu princesa adorada, porque tu siempre serás mi madre querida.

3 de agosto de 2010

El clon de mi ex




Me subí al metro atrasada, como casi todas las veces que me toca hacer una visita familiar. Se me olvidó ponerme bufanda esa mañana, asi que agradecí el calor del hacinamiento en el vagón. Miré la hora, ni muerta llegaba a la hora al almuerzo familiar del domingo, con suerte al segundo plato.

Cambié un par de canciones del ipod y cerré los ojos por unos segundos, esperando a llegar a la siguiente estación. En unos minutos llegaría mi bajada y de ahí a tomar un colectivo a casa de mis tíos. Fue cuando abrí los ojos que me di cuenta que él estaba unos metros más allá. Mirándome. El clon de mi ex en el mismo vagón de metro que yo.

A primera vista era igual y mi corazón pareció dejar de latir. La verdad sea dicha, no tengo buenos recuerdos de mi ex, por lo que cualquier cosa que se parezca a un encuentro con él me pone los pelos de punta. Después de que terminamos no quise volver a verlo y me he mantenido fiel a esa idea, por mucho que él haya insistido por teléfono, Messenger y Factbook. De hecho, fue su insistencia la que me obligó a borrarlo de cualquier medio virtual.

Y de pronto estaba ahí. Era igual a él, pero los detalles me hicieron ver lo diferente que se veía. De partida, su clon usaba zapatillas converse y eso me aclaró inmediatamente de que se trataba de otra persona. Mi ex jamás me dejó usar ese tipo de zapatillas y obviamente él no se las ponía tampoco. Lo estudie sigilosamente unos minutos más, pasando unas cuantas estaciones. El clon tenia mucho más estilo que mi ex y eso se notaba. Tenía jeans gastados, una chaqueta que combinaba y una mochila. De una de las correas colgaba una camisa leñadora. Claramente el clon era mejor que la versión original.

Él también me miraba cada cierto lapsus de tiempo. Y eso me hizo pensar, ¿será que el clon de mi ex vería en mi a algún clon también? De estar extrañamente vinculado con el que fue mi novio puede que haya tenido una novia parecida a mi. No tendría que haberme tomado la segunda taza de café, concluí riéndome de lo absurda de mi teoría.

Volví a cerrar los ojos y conté las estaciones que faltaban para llegar a mi parada. Cuando me bajé el clon no estaba, menos mal. Con las ideas que ya me había hecho, de volverlo a ver podría haber pensado que tenia alguna relación con el original y al fin y al cabo, copia o el de verdad, no tengo ningún deseo de volver a ver a ese desgraciado.