11 de febrero de 2011

The good old times

Zac corre desde mi pieza hasta la cocina, lo escucho abrir el refrigerador sacar algo, cerrar la puerta de golpe y abrir otra, mover un par de platos, abrir una bebida… derramarla…
¿Por qué no fui yo? Mi mamá me va a retar por el desorden cuando llegue. A los minutos Zac vuelve, apurado aunque no corre, sólo porque trae una bandeja plástica verde con flores llena de platos y dos vasos.
- El tuyo no tiene mermelada- me advierte y se sienta en el borde de mi cama, dejando la comida entre los dos- ¿Empezó?
- No, sigue en comerciales- no dice nada más, muerde su sándwich de mantequilla de maní, con más relleno que pan y que chorrea sobre mi cobertor. Lo miro y me sonríe. Su risa me da risa y no puedo enojarme. Pongo una servilleta y muerdo mi pan. Sin mermelada, tal y como me gusta.
- Después de esto ¿salimos a andar en patines?
- No puedo, tengo tarea
- Hazla después
- Es mucha
- No la hagas
- Eso me dijiste la semana pasada, te hice caso y ya viste lo que pasó- se ríe. Para Zac nada es serio, ni el colegio, ni las tareas, ni los retos de mi mamá, y mucho menos que haya pasado todo el fin de semana sin poder ver televisión ni jugar Nintendo. Para Zac nada importa, sólo pasarlo bien y reírse siempre. A veces envidio su forma de ser, puede que sea por eso que paso tanto tiempo con él. Hace que no preocupe tanto y que tenga 11 años, en vez de vivir pensando en que va a decir mi mamá o mi abuela y tener que ponerme en su lugar siempre.
- Vamos a andar en patines y después de ayudo con tu tarea ¿de qué es?
- Matemática, geometría de hecho
- Eso es fácil- y lo hace sonar tan cierto, como si realmente fuera lo más simple de la vida. Me sonríe y vuelve a morder el sándwich- Son un par de líneas que se unen en las esquinas y que miden algo, no es nada del otro mundo- me muestra los dientes llenos de pan y casi me atoro y por poco doy vuelta mi bebida.
- Ridículo, si ensucio el uniforme me matan- le digo tosiendo y él explota en una carcajada enorme que se detiene solamente en el instante en que en la pantalla parecen los hermanos Warner y la hermana Warner Dott. Los dos quedamos hipnotizados con la tele y nos reíos a ratos.
El mejor momento del día es llegar a casa para estar con Zac. Hace que aguantar el colegio, la familia y el resto de las cosas que puedan pasar, sea mucho más llevadero.
- Si salimos a patinar hay que ir con uno de tus hermanos, a mi mamá no le gusta que salgamos solos
- Pero ya somos grandes
- Convéncela de eso, dice que cuando tenga 13
- Y seas una anciana
- ¡Zac!- le pego en el hombro y vuelve a reírse, pero esta vez me ataca en venganza y me empieza a hacer cosquillas.

- ¿Me estas escuchando? ¿Aló?- la mano de Zac frente a mis ojos me despierta de pronto. Estamos sentados a la mesa. Mi cigarro se apagó solo en el cenicero y al parecer me perdí parte de la conversación- Te preguntaba si quieres más café ¿Qué te quedaste pensando?
- Nada, me acorde cuando éramos chicos y teníamos esas maratones de Animaniacs y dulces- me sonríe y camina lentamente a la cocina. A los 11 años nunca imaginé que terminaríamos así, claro que nada nunca salió como estaba planeado. Lo único que resulto bien es que Zac sigue acá. Aunque en los últimos días me pregunto por cuanto tiempo.

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