6 de febrero de 2011

El doble

Él camina por la casa buscando algo que hacer. Ella escribe en su libreta, sentada en la alfombra. Su pelo largo cae en el sillón a sus espaldas y sobre su cara, desesperándola, al igual que el silencio en la casa.
Él da otra vuelta, sin nada que hacer. Pasa el índice sobre una silla y observa la línea de polvo que quedó en su dedo. Ordena las revistas que ella dejó en la mesa y lleva su taza de té vacía a la cocina.
Ella relee el último párrafo y se da vuelta a mirarlo de pie frente al televisor sin volumen, cambiando los canales sin prestarle atención a ninguna imagen.
- ¿Qué es lo que te molesta realmente?- lanza la pregunta que revive su discusión de la mañana y mantiene los ojos sobre él. Zac casi nunca se enoja, pero el tema lo enferma y la mueca automática en su cara lo pone en evidencia.
-No es esa sandez de que te usé como pretexto para mis errores y tampoco es la preocupación de que me hagan daño, a ti te molesta otra cosa y exijo que me la digas- pero él no transa en su silencio. La cortina se mueve con el viento caliente que entra, y su contorno blanco es lo único que rompe la tensión en la casa.
Zac camina a la terraza y prende un cigarro. Ella lo sigue con la mirada, todavía esperando su respuesta. En el fondo sabe que él no va a asumir los celos, por obvios que sean. Lo que no logra comprender es el por que, si todas las otras veces los ha enfrentado directamente. Y sin un ápice de miedo.
Ella vuelve a tomar la libreta ante la ausencia de respuesta y juega con el lápiz entre sus dedos. Zac la mira desde afuera y suspira.
- Es un doble- murmura avergonzado de sus palabras- No entiendo que punto tiene que pienses en algo que no tiene sentido…
- ¿Un doble? ¿Tu clon? Por favor Zac, no me digas que eso es lo que te molesta
- Si, eso es lo que me molesta- ella se pone de pie y camina hacia él, sosteniendo la mirada en sus ojos avellana- Lo odio
- Tú los odias a todos
- Todos te han hecho daño
- Tú también lo hiciste hace un tiempo
- Pero no fue consiente
- Ellos podrían reclamar lo mismo- Zac cierra los ojos, frustrado y molesto. Como si no existieran palabras para explicar lo que le molesta.
- No es posible comparar el daño de ellos con el mío, además no estábamos hablando de eso
- No, claro que no, estábamos hablando de que tú piensas que él es un doble y que lo odias, lo que por lo demás te tomó diez horas asumir
Zac prende otro cigarro y vuelve a su hermetismo. Ella se rinde. Sabe que esa confesión es lo máximo que va a lograr que él asuma y de todos modos seguir ahondando en el tema podría no ser beneficioso. Vuelve a la alfombra, toma la libreta, relee el último párrafo. Sabe que es su culpa, ella creó todo el imaginario de que se parecían y no cayó nunca en que a lo mejor, tal vez, a él no le gustaría la comparación. Zac empuña las manos y cierra los ojos. Nunca antes había deseado tanto ser más real.

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