29 de enero de 2011

En el metro

- El mundo en mi cabeza es totalmente diferente al del resto de la gente
- Claramente- me mira de reojo, como si le hubiese dado la respuesta incorrecta. Así que le sonrío- Si tu universo mental fuese como el de todos, yo no estaría en este vagón de metro conversando contigo
- Sí, lo sé, pero me refiero a algo que va más allá de ti, todo lo que pienso, el cómo veo las cosas… cómo reacciono… pareciera que vivo en un universo paralelo del resto y que sólo convivimos en un nivel tangible, pero nuestras cabezas trabajan en distintas frecuencias- pestañeo un par de veces mirándola directamente a los ojos. Ella hace exactamente lo mismo, a la espera de mi respuesta. Pero no sé que decirle.
- ¿Me fui un poco al carajo?
- No, no, no para nada, pero es que…- hago una pausa, forzado por la horda de personas que acaban de entrar al vagón- Si nunca te ha detenido lo que el resto de la gente piense ¿por qué lo analizas ahora?
- Es que no es tan así, no me importa el general de las personas, pero…- queda en silencio, aplastada-literalmente- contra mi cuando una señora con tres bolsos intenta pasar hacia la puerta. Le ordeno el pelo y le sonrío, pero ella se esconde unos segundos en mi cuello y suspira.
- No debería estar pensando esto ahora
- No, definitivamente no, si quieres lo analizamos todo de vuelta a casa, pero ahora concéntrate en lo que viniste a hacer- asiente y vuelve a suspirar
- En la siguiente estación nos bajamos
- ¿Cómo estamos de tiempo?
- Bien, aun es temprano- la miro en silencio unos segundos. Su cabeza es una favela, nadie mejor que yo para saberlo. Pero si hoy le va bien, las cosas por fin podrían empezar a cambiar.

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