Puede que mis cuentos no sean lo más increible del universo, pero a mi me hacen feliz. Y si algo he aprendido es que hay que aferrarse a la felicidad.
27 de junio de 2010
Reporteo
En Concepción hay una niña que corre entre la gobernación y la Intendencia. Le digo niña aunque ya esté en los treinta, porque para mi es frágil e inocente, cómo si aún tuviese ocho años.
Se cuela entre la multitud de periodistas y estira tu brazo con su grabadora para sacar la cuña. Su voz liviana se escucha por sobre el resto de las preguntas y el intendente responde. Antes de que pueda salir del gentío, suena su celular. Su editor. La necesitan en Coronel. El móvil va en camino. Es hora de comer y sabe que no tendrá tiempo de almorzar, así que pasa por un paquete de galletas y se sube al auto que la espera para llevarla a la nueva noticia.
Son cerca de las ocho de la noche y la niña escribe sin parar en su computador. Tiene dos páginas completas y le queda el reporte del a radio, más el titular. Quiere ir se a su casa, comer algo caliente y descansar, pero aun hay 4559 caracteres que hacer aparecer por magia. Así es cualquiera de sus días.
Cuando finalmente se sube a su auto y prende la radio, respira. Lo volvió a lograr. Lo que venga mañana es cuento de otra historia. Por hoy el trabajo está hecho. Pone su disco favorito y Robert Pattinson comienza a cantar.
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