27 de junio de 2010

A contra reloj



¿Cuándo comenzó? ¿Cuándo se fue todo a la cresta? ¿En qué momento se derrumbó todo y qué estaba haciendo yo que no me di cuenta?

Que alguien me salve y venga. Que aparezca la persona que sea capaz de explicar este desorden. Las ideas están todas regadas por la pieza, en el comedor los resto de los años se pudren sin que nadie tenga la decencia de limpiarlos. En la estancia están los cadáveres de quienes fui, sus cuerpo sin vida me traen más y más recuerdos, que invaden el baño y el balcón, se caen a la terraza y chorrean sin clemencia.

¿Cuándo empezó? ¿Cómo pasó sin que yo tuviera un mínimo de noción de lo que ocurría a mi alrededor? ¿Importa ahora?

Pareciera que estoy a contra reloj, recogiendo los trozos que aún sirven, lo que no está enfermo y todo eso, metiéndolo a una caja con los sobrantes que no están mermados en la vida. El resto a bolsas de basura lo más rápido que me permitan las manos, y luego trapeando el piso lleno de recuerdos que no voy a olvidar, pero que no tengo porque tener ahí, a la vista de quien quiera que abra la puerta.

¿Cuándo empezó? ¿Dónde comenzó? Parece que eso dejo de ser importante. Lo que importa es que acabe y ver como todo queda limpio. Quiero ver este lugar impecable. Sin manchas, sin restos, cambiar los muebles por nuevos y que los cuerpos que ahí estaban se entierren como debe ser, para que no vuelvan a penar. Que sus almas descansen, porque esta vez no quiero hacerlo mal. Todo tiene que salir bien.

¿Cómo te explico lo que pasó? Eso es lo que no sé. Puedo limpiar, puedo ordenar para que cuando llegues veas que ya no es como antes, que no hay porque cerrar los ojos, que ya no da miedo. Pero no sé empalabrar el proceso de aseo que tengo que hacer. Queda tanto por hacer y el tiempo parece tan corto.

¿Cuándo empezó? Ya no importa ¿Cuándo termina? Eso no lo sé.

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