20 de julio de 2010

Te extraño


Te extraño. Jamás lo digo y son contadas las ocasiones en las que lo admito. Pero te extraño.
- Nos vemos el viernes, cuídate y pórtate bien- fueron las ultimas palabras que te escuche decir. Yo estaba en la ducha lavándome el pelo. Si sólo lo hubiese sabido, si alguien me hubiese dicho que esas serían las últimas palabras que te iba a escuchar decir en toda mi vida, te habría prestado más atención, no te habría dejado ir. Hubiese sido capaz de detener el tiempo con tal de dejarte conmigo.

La última noche juntas vimos un especial de videos de perros en el Animal Planet y hablamos de cómo serian mis hijos. Dijiste que una saldría morena, como tú. Al parecer así será. Siempre tuviste tu lado de bruja. Ese lado que extraño, que sabía cuando algo andaba mal, pero que jamás lo decía. ¿Por qué nunca pediste ayuda? ¿Por qué en la única persona en la que te apoyaste fue en una mocosa que recién cumplía los 22 años? Ella ahora está en el piso, porque después de casi cuatro años se dio cuenta de lo que pasó. Recién ahora y casi de rebote, ella te necesita. Yo te necesito.

Me haces falta. Siempre vas a hacerme falta. Hay noches en las que me despierto porque escucho un disparo. Todavía me persigue tu muerte, como si hubiese sido yo a quien enterramos. Tengo pesadillas contigo. Te he visto caer muerta en mi cabeza un millón de veces. Guardé el mate que te habías preparado por un año antes de ser capaz de tirarlo a la basura. Apuesto que eso no lo sabías. Ese que llevaste de la casa y que no te pudiste tomar, porque Samuel llegó antes.

Hay días, como hoy, en los que me pregunto como serían las cosas si no te hubieses muerto. De pronto habría sido peor, la teoría dice que también a mi me quería matar. No sé. Es todo tan confuso. Si él se hubiese muerto y nosotras hubiésemos quedado vivas… si no te hubiesen arrancado de mi vida cuando todavía te necesitaba. Siempre voy a necesitarte.

Me haces mucha falta mamá. Jamás digo esas palabras. Tampoco me esfuerzo por superarlo y eso es lo que me consume. Siento que te estoy defraudando al querer darme por vencida, pero no puedo más. Te lo digo en serio, no puedo más. En días como hoy siento que perdí la fe. Ni siquiera sé si me miras desde arriba, si sabes como estoy o si te acuerdas de mi. Odio el día de la madre y lo odiaré supongo hasta que tenga hijos para celebrarlo. Y aún así, aunque sea el círculo natural de la vida, tu vacío seguirá siendo evidente.

Sufrimos juntas los seis meses de agonía de su amenaza en nuestra contra. Tú fuiste la que sufrió con el disparo. Y soy yo la que se quedó sin poder superarlo. Como una herida infectada que no sutura. No sé como hacerlo mamá. Y me estoy quedando sin ideas para sobrellevarlo. Te extraño. Al menos ahora eso si soy capaz de asumirlo.

1 comentario:

  1. wooo que triste y que claros muestras los sentimientos en este cuento.
    es mejor desahogarse que quedarse callada aveces :) tk

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